Fue el 2 de noviembre de 1969, en un Real Madrid-Sabadell de Liga. El portero merengue Junquera chocó con su compañero Espildora y ambos quedaron conmocionados. El balón llegó a los pies de Zaballa, que, en lugar de marcar a puerta vacía, echó el balón fuera. Su gesto dio la vuelta al mundo. Hasta la UNESCO, que le concedió el premio Fair-Play y la gloria silenciosa de los modestos. Desde el cielo, a donde llegó tras una penosa enfermedad en 1997, Zaballa sigue dando lecciones. El premio al Juego Limpio del fútbol español lleva su nombre"