Hace mucho que no escribo aquí, mucho, pero ya toca. (Siento que haya quedado tan largo.)
El árbitro vino a pitar siguiendo directrices, quien dude de eso es muy inocente, y más después de ver en Champions el arbitraje que sufrió el Málaga, ante millones de espectadores. Habrá que ir pensando por qué nos pitan de esa manera, qué habremos hecho mal, institucionalmente, para que no nos quieran en el play off de ascenso. Algún trapicheo habrá, fijo. Así que no nos fijemos tanto en los árbitros y miremos qué hemos hecho mal para que estos actúen con esa premeditación. Si no voy mal encaminado, creo que este árbitro es internacional en categorías inferiores. Una carrera prometedora.
Sobre el partido, felicitar a los jugadores por echarle h****s, que es lo que queremos, no que hagan espaldinhas ni rabonas ni colas de vaca, ni un rondo de tres minutos: que le echen h****s desde el minuto uno, a poder ser, pues si la intensidad que derrocharon con nueve la derrochan con once nos los comemos, que el Recre no sabe a qué juega.
Yo no entiendo la suplencia de Uli, un jugador de Europa league, mínimo, ni la de Longás, uno de los mejores centrocampistas de segunda. Pero confío en Carreras, que es quien los ve cada día.
Sobre si Carreras es o no entrenador para el Sabadell, yo le pondría una estatua en la entrada del campo, a ver si ahora vamos a creernos que somos el Bayern de Munich, el Liverpool o la Juventus.
Carreras nos subió a segunda con un equipo normalito (¿dónde están los jugadores de ese año?) y nos mantuvo en segunda con tres cañas. Este año es su año más flojito bajo mi punto de vista, parece como estancado, desmotivado, y me parece lógico: la afición del Sabadell se está pareciendo, cada vez más, a la afición del Valencia, en lugar de a la del Atlético de Madrid. Aun así, ahí estamos, con un punto más que toda la temporada pasada. Eso sí, la plantilla es algo superior.
Total, que a ganar un partido y a disfrutar de las vacaciones. Y que el C.E. Sabadell se convierta, de una vez por todas, en una institución joven y con ilusión, que estamos en el siglo veintiuno.