Opinión de Esteve Calzada en Marca
Tras muchas semanas de intensas reuniones y negociaciones, y con las cifras de la pandemia mejorando día tras día, se vislumbra por fin el retorno del fútbol en Europa y en España. Si se cumple lo previsto, los equipos de LaLiga Santander y Liga SmartBank comenzarán los entrenamientos esta misma semana, con vistas a un esperado reinicio liguero a medios de junio y con la intención de finalizar el campeonato con las normas de competición inicialmente establecidas.
Mientras tanto, ya sabemos que no va a reanudarse la liga regular en Segunda B y estamos a la espera de lo que se decida con respecto a ascensos y descensos, tras semanas de continuas filtraciones interesadas buscando influir en la complicada decisión que debe tomar la RFEF.
Como gestores del CE Sabadell hemos participado de manera constructiva y discreta en todos los foros de discusión a los que hemos sido invitados, pensando en lo que pudiera ser mejor para esta categoría maldita, y no necesariamente para nuestros propios intereses.
Sin embargo, ante la presión mediática que se está ejerciendo desde la sombra para ascender a los primeros clasificados de cada grupo en el momento de la suspensión, me gustaría manifestar públicamente mi opinión sobre la forma en que debería solucionarse este complicado sudoku.
Descensos, ascensos y 98 equipos
De entrada, tiene sentido dar por terminada la Liga regular en Segunda B, ante la imposibilidad de aplicar todos los protocolos de seguridad necesarios para que los jugadores puedan ejercer su trabajo con los mínimos riesgos posibles en 80 estadios y durante 400 partidos.
No así el 'play-off express', en el que los clubes clasificados están totalmente preparados para afrontar un máximo de 14 partidos en sede neutral con plenas garantías de seguridad, una vez las autoridades sanitarias lo permitan.
Nos consta que la intención es disputar el mencionado 'play-off express' que determine los 4 equipos que ascenderán a LaLiga Smartbank, sin que se produzcan descensos pero sí ascensos desde Tercera división, lo cual dejaría la Segunda B con la friolera de 98 equipos.
Podríamos quejarnos sobre las ventajas que puedan tener los actuales primeros clasificados (en nuestro caso estando sólo un punto por debajo y habiendo sido el Sabadell líder durante 11 jornadas), que podrían incluso ser ascendidos sin jugar, pero alguno podría pensar que serían quejas marcadas por nuestros propios intereses.
Sin embargo, nos centraremos en el daño irreparable que supone pasar el 'muerto' a la Segunda B, creando una liga Frankenstein de 98 equipos, justo cuando esta categoría requiere pasos en la dirección contraria y que ya se han dado en otras ligas europeas, con un menor número de equipos en la categoría de bronce.
La Segunda B Frankenstein acentúa la diferencia abismal entre los equipos más poderosos y los más modestos, eliminando de un plumazo la posibilidad de atraer inversores que inyecten capital con la aspiración de conseguir un hipotético ascenso a LaLiga SmartBank, ahuyentados por la dificultad de subir y por los continuos vaivenes regulatorios que sólo añaden incertidumbre.
Y sin inversores no hay Segunda B porque todos los equipos pierden dinero.
Pero es que además en esta categoría se concentran otras muchas situaciones que alertan sobre la necesidad urgente de abordar su reestructuración.
Desde el impacto en la competición de los filiales (por ejemplo esta semana sus mejores jugadores pueden ya entrenar con el primer equipo, mientras que el resto debe esperar por no considerarse de élite), hasta las diferencias provocadas por los contratos irregulares de algunos equipos (que no reflejarían el importe real pagado a los jugadores), pasando por las consecuencias de abandonos de equipos en plena competición (el año pasado fue otorgar los tres puntos a todos los equipos que debían jugar contra el Ontinyent cuando tuvo que retirarse).
Consenso con la Segunda B Pro
Y aquí es donde entra la llamada Segunda B Pro (o "Luis Aragonés" como acaba de sugerir Lendoiro), que aglutina el máximo consenso y soluciona de una vez por todas la maldición de la Segunda B. Y que debería implementarse ya en la temporada 20/21, incluso con la dificultad de determinar el modelo de negocio a corto plazo.
Por lo pronto los clubes involucrados ya hemos aceptado renunciar a parte de las ayudas de la administración en beneficio del fútbol modesto.
Si concentramos todas las anomalías en esta misma temporada (la 19/20) podremos empezar la 20/21 con un nuevo horizonte y de cero, en lugar de perjudicar a más de una temporada.
Y si aún así la RFEF considera que la creación de la 2B Pro es precipitada para la temporada 20/21, entonces la Segunda B de la 20/21 debería mantenerse con 80 equipos como hasta ahora, abordando su reestructuración de forma inmediata.
En definitiva, esta Segunda B Frankenstein puede distanciar todavía más al fútbol modesto de la élite. Una película de terror que todavía estamos a tiempo de evitar.